Castillo y Palacio
Hermoso ejemplo de arquitectura militar y palaciega en un solo edificio, de ahí su estructura compleja, en la que pueden observarse elementos arquitectónicos y artísticos de épocas diferentes que informan de los azares de su larga historia. Todo el conjunto está realizado en granito de la zona (piedra parda), principalmente en forma de mampostería concertada, con sillares en esquinas y otros lugares, y algunos, muy pocos, elementos de ladrillo.
La imponente mole de nuestro castillo, que ocupa un área total de unos 5.500 m2, se alza sobre un escarpado canchal granítico que se precipita al poniente sobre la llanura del Campo Arañuelo, mientras que se extiende en suave descenso hacia el este, donde se asienta la villa de Belvís. Todo el conjunto está rodeado de una barbacana que se adapta al relieve y dificultades del terreno, de manera que se presenta al este en forma de foso con cubos semicilíndricos que dan solidez a la obra, al norte como un muro reforzado por un gran cilindro macizo y un rediente, y al sur y poniente como muralla que realza el perfil del colosal promontorio sobre el que se asienta.
Dos entradas permiten franquearlo: una al sureste, que es la original y, por tanto, más antigua, y otra al oeste. Junto a la primera se conserva aún una torre albarrana de sección cilíndrica que refuerza la muralla por el sur, y a sus pies puede apreciarse una cavidad tallada en el granito, que, aunque se ha utilizado como pocilga hasta hace unas décadas, creemos que se trata de la entrada al túnel que excavó “el Bezudo”, Señor de Monroy, durante su asedio a la fortaleza a principios de 1456, uno de los episodios más sonoros de la luchas entre las dos ramas de aquella estirpe.